Yucatán 2007: ¿sistema electoral vencido?

Hay dos posturas ante el resultado electoral. Éstas son las dos posturas que creen firmemente en un proceso sin alteraciones en las casillas. Es decir, un proceso en el que los 420,000 votos a favor del ganador y los 357,000 votos a favor del perdedor, fueron los “reales”, los “exactamente emitidos” por los ciudadanos que acudieron a las urnas ese día.

Las dos posturas tienen una diferencia fundamental en cómo ver las cosas. Una postura, la podemos llamar la (A), afirma que el resultado de la elección no es congruente con la calidad real de gobierno que Yucatán tuvo de 2001 a 2006. La otra postura, la postura (B) ya está muy convencida de que la voz del pueblo es la voz de Dios y de que allí terminó todo, los castigaron por malosos y crueles o por quién sabe que otra razón y listo.

Sin embargo, para los que tienen la postura (A), las cosas están tomando un camino diferente. Resulta que además del desprestigio exagerado por los rumores y el chisme político de los ganadores, hay otro pequeño gran asunto. Resulta que puede ser, repito, puede ser, que el sistema electoral que nos dimos los mexicanos en 1994-97 y que fuimos perfeccionando por los últimos 13 años, ya ha quedado superado por los expertos en las violaciones de las normas escritas. O sea, “ya le encontraron cómo”.

Y la inauguración no fue en Yucatán 2007. El asunto comenzó el 2 de julio de 2006. Mi gran pregunta es por qué el partido AN no pidió jamás la apertura e investigación de los paquetes que tenían de 3 a 6 veces la media nacional de votos cancelados, y que, muy coincidentalmente, eran también casillas en las que AN obtenía menos del 1% de la votación. En esas casillas sólo ganaron, alternadamente, algunos de los otros “partidos mayores” del país en esa elección. Si esas casillas se cancelaban, como debería de haber sucedido, los perdedores de la elección habrían sido fuertemente afectados. Es obvio que también intenté encontrar casillas en las cuales se diera el caso simétricamente opuesto, pero a favor de alguno de los dos perdedores y ¡no los encontré!

Bien, pasó el tiempo y llegó el 20 de mayo de 2007. Yucatán estaba inaugurando su IPEPAC: nuevecito, con olor a estreno. Aparentemente, todo muy bien, hasta que las cosas comenzaron a analizarse poco a poco.

Registradas ante el propio IPEPAC se aplicaron 9 encuestas de salida. La ley dice que los resultados de esas encuestas deberían de estar publicadas en las páginas del IPEPAC. Y si la ley no lo dice, lo debería de decir. Pero no están publicadas. Sin embargo, en 5 de las 7 encuestas, el ganador es XAS, en 4 de las 9, OIT. En ningún caso el ganador logra más de 1.5 a 1.7 puntos porcentuales sobre el que no gana. El margen de error de las encuestas es mayor que los puntos porcentuales. Por lo tanto, no son concluyentes. Es decir, no sería confiable afirmar que “le atinaron”. Sin embargo, como se trata de 9 encuestas de salida, y todas coinciden en los puntos porcentuales a favor y en contra, sí podemos afirmar que las 9 muestras provienen de la misma población. De lo contrario, habría diferencias sustanciales.

Ninguna de las encuestas de salida, ni remotamente, le da a OIT 8 puntos porcentuales o algo cercano al 50% de la votación total. Ninguna. Por lo tanto, los resultados de las encuestas, no concuerdan con el resultado de la elección.

Hay más incongruencias. En el 2006, la participación ciudadana fue del 64% en Mérida y del 66% en el interior del estado. Una diferencia promedio de 2%. En el 2007, en Mérida la participación fue del 62%, mientras que en el interior del estado fue del ¡80%! Esto no es congruente con la realidad esperable: es una diferencia del 18% (contra 2% en 2006).

La prueba del “conteo rápido”, ya totalmente incongruente con las encuestas de salida, le daba a OIT una ventaja de 4 a 6 puntos porcentuales. El conteo rápido es una muestra que se hace sobre las actas ya levantadas. La encuesta es lo que dice el votante al salir.

Además del fraude informativo constante para desprestigiar al gobierno saliente y al candidato XAS, tenemos que agregar esa extraña incongruencia estadística entre los resultados de las mediciones probabilísticas y los resultados finales. El resultado es el total desastre electoral contra AN.

¿Ya? ¿Ya perdió el sistema electoral su presumida perfección internacional? ¡Y cómo no! En México somos expertos en encontrar la forma de darle la vuelta a la ley. Somos profesionales. Y fuimos doctorándonos en tal especialidad tranquilamente durante setenta y un años. Claro está, los “maestros” de tal arte, ¡ya le encontraron la forma! ¡Viva México!

Muchas gracias, alquimistas electorales. Muchas gracias, a nombre de las generaciones futuras. Así de verdad que nos va a ir requete bien.

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