Elección de 2006: la investigación omitida erróneamente

Me es difícil entender por qué esta investigación jamás se hizo. La debió haber ordenado el PRD, el PAN, el IFE mismo. Es el estudio aleatorio que podría demostrar la veracidad de los totales de la elección de 2006.

El objetivo del estudio sería comprobar que los datos asentados en las actas —esas firmadas por los representantes de todos los partidos, los mismos que estuvieron en las casillas mientras se hicieron los primeros recuentos— coincidan con los datos que se apuntaron en el sistema del IFE, es decir, en la base de datos.

El video en cuestión se puede ver acá.

Si los datos asentados y firmados por todos los representantes de los partidos coinciden con los datos asentados en los sistemas del IFE, entonces podemos descartar cualquier forma de fraude al hacer el traspaso de las actas a los sistemas.

Son 1 millón 250 mil personas que participan en las casillas. ¿Qué pasaría si los representantes de las casillas, al llegar a su casa y abrir su computadora, vieran que los totales que acaban de firmar, no son los asentados en el sistema del IFE? ¿Lo dejarían así, nada más? ¿No acudirían al IFE a levantar una protesta? ¿No acudirían a los medios a protestar si nadie les hace caso?

Por lo tanto, la investigación que se haría solo corroboraría que los que estuvieron trabajando físicamente en las casillas no protestaron porque no encontraron diferencia alguna entre lo que firmaron y lo que apareció publicado en el sitio de Internet del IFE. Esto, la verdad, es ¡tan elemental!

Los representantes de los partidos políticos llevaron a los cuarteles generales de sus partidos las actas firmadas por todos los demás representantes y por el presidente, el escrutador y el secretario de cada casilla. Es decir, no es solo un acta la que se maneja, sino que cada parte interesada recibe una copia al carbón del acta que se envía para que se asiente en el PREP del IFE.

Pero, además, las fotografías de las actas están expuestas en el sitio de Internet del IFE, con las firmas de las personas que hicieron el recuento en compañía de todos los demás que estaban en las casillas. Si las personas que estuvieron en las casilla hubiesen visto alguna diferencia entre las actas que ellos vieron y firmaron y las actas que se colocaron a la vista en el sitio de Internet del IFE, ¿no es lógico pensar que ya hubieran hablado del tema?

La investigación que sugiero nos daría un porcentaje de concordancia que, según podemos anticipar, estaría muy cerca de 100. Se trataría de tomar al azar unas 1500 casillas. Examinar, por cada una de esas casillas, qué totales se asentaron manualmente en las actas (allá están las fotos de las actas visibles para todo mundo en el portal del IFE). Finalmente, anotar la concordancia entre las actas y lo asentado en el sistema del IFE. Así estaríamos midiendo la concordancia.

¿Qué nos quedaría? Utilizar los datos de la base de datos de esas concordancias para correr nuevamente las sumas con sentencias SQL (Structured Query Language) y observar los totales. Veríamos que son los mismos totales que los jueces determinaron que deberían contar para la elección.

Cuando todo el sistema se vigila y se descubre que las cosas estuvieron hechas en forma correcta, entonces a los que protestan solo les queda acusar a Vicente Fox por haber hablado de más o a los empresarios por haber emitido cortos publicitarios recordándole a la gente lo que es un gobierno irresponsable con las finanzas públicas.

Muchas leyes fueron modificadas a causa de esa elección. López Obrador supo levantar las sospechas, supo inyectarle al pueblo mexicano una gran duda. Si estuvo equivocado en su apreciación, el Sr. López es culpable de un grave deterioro —un verdadero retroceso— en el pueblo de México en su camino hacia una democracia en proceso de perfeccionamiento. No es posible protestar contra los que hablen y mencionen hechos contundentes que estarían en contra —con sustento pleno— de alguna política fundamental de algún candidato.

En YouTube este servidor tiene un video con una sarta de increíblemente groseros y vacíos de algún contenido inteligente, de jovenazos que, por demás, no tienen un solo argumento de valor, pero sí una gran cantidad de insultos contra mi persona por desarrollar el tema. Por desgracia, soy muy terco y si los números me indican una cosa, voy a tener que estar de acuerdo con lo que los números muestren. Lo más que puedo hacer es sugerir que se verifique si el proceso para llegar a los números es realmente factible de quedar validado. Una investigación estadística aclararía la gran duda. ¿Por qué no se ha hecho?

Lo triste es que todos ellos creen que yo digo —asunto que solo tiene que ver con mis propias conclusiones sobre el tema— según ellos, debe ser porque "alguien me paga por decirlo". Es tan triste que no podamos ni siquiera confiar en que la gente pueda genuinamente tomar posturas delicadas cuando tiene números sólidos que sostienen sus dichos. Continuamos siendo un país cuyos habitantes se basan en el rumor, en la calumnia mediática y en la mentira demagógica para fijar sus criterios. Yo quiero hacer una revolución para mejorar las cosas pero... ¿esa sería la calidad de los que podría ser que nos sigan?

Quizás esa revolución esté aún muy lejos... ¡Educación! ¡Qué falta le hace a este país!

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