¿Para qué se hace esto del "blogging"?

Durante la historia escrita de los humanos se han registrado libros o documentos sobre piedra, pieles, paredes de cuevas, etc. Esta es solo una forma más de hacer lo mismo: dejar registro escrito —en "papel" digital— de lo que sucede todos los días o bien, de lo que se piensa con respecto a lo que se observa en la vida diaria.

¿Para qué lo hacemos? Siempre en el arte puro, es el artista el que más disfruta su acción. El cantante, el actor de teatro, el verdadero actor de cine, el pintor, el escritor: disfrutan los momentos durante los cuales trabajan. El verbo aquí, en español, no es correcto. En esperanto existen, por eso, dos verbos que significan trabajar pero en forma y objetivos muy diferentes. Veamos.

VERKI es el verbo que se refiere a trabajar de tal manera que quien más lo disfruta, es quien está haciendo el trabajo. También es quien finalmente podrá ser propietario de 100% de los beneficios que se obtengan.

LABORI es el verbo que se utiliza para referirse al trabajo que se hace en que quien lo hace solo recibe una paga —siempre trata de ser la mínima posible— durante el tiempo que está ocupado en hacerlo. Los beneficios de este trabajo serán para quien paga a las personas que físicamente lo fueron haciendo.

Los que escribimos estamos haciendo verkaĵojn, o sea, trabajos que nos reportan felicidad desde el momento mismo en que los vamos realizando. La satisfacción en el arte de la literatura —comunicación por la vía escrita— radica principalmente en quien realiza el trabajo. Esto es tan obvio que parecería pérdida de tiempo escribirlo. Pero hacemos referencia al hecho porque debe quedar claro el detalle: lo que aquí ven fue hecho durante tiempo que quien lo hizo disfrutó el acto en sí. Lo que suceda después con el acto es ya asunto de cada quien.

Después vienen, desde luego, los consumidores del arte. Tú que estás leyendo estas líneas eres consumidor del arte que yo disfruté ejercitando.

El que esto escribe está convencido de que estamos hoy en un periodo de 10 o 12 mil años que son solo una transición hacia una situación de vida humana mucho más agradable de la que jamás haya existido, incluso antes de la agricultura.

Por si tú que lees esto ahora no lo sabías, nuestra forma de vida hoy es producto de una adaptación de "emergencia" que tuvimos que hacer para poder progresar durante los años en que nos separamos de la forma "natural" de vivir —en combinación automática con la naturaleza— para movernos a la forma agrícola. Fue un movimiento tan traumático para nuestra especie —la humanidad— que se registró incluso en muchos libros de los llamados "sagrados" —como La Biblia— y que se describe como la salida del paraíso y la entrada a un mundo en el que habría que ganar el pan con el sudor de la frente.

Es obvio que esa condena implica que antes nuestros ancestros no tenían que sudar para ganarse la comida de todos los días. O sea, no tenían que labori sino solo verki. Es decir, en el proceso mismo de obtener de la naturaleza lo que requirieran para su subsistencia, radicaba el gozo de la existencia misma.

Se nos condena a labori cuando se nos "expulsa del paraíso".

Yo sostengo que estamos ahora, expulsados del paraíso, en un proceso que nos llevará de nuevo y de vuelta al paraíso. La diferencia radicará en los números de humanos que podrán disfrutar ese paraíso que viene en comparación con ese paraíso que fue. Desde que estamos definidos biológicamente como humanos han pasado unos 500,000 años. De esos 500,000, solo 12,000 —los últimos que hemos vivido— hemos estado en un camino separado de la naturaleza, haciendo agricultura, industria, comercio y demás.

Los 490,000 años anteriores —98% del tiempo total de existir como humanos definidos— jamás fuimos, en número, más de unos 800 mil a 1 millón, esparcidos en pequeños grupos a lo largo y ancho de todo el planeta. En solo 2% del total de tiempo que tenemos de existir, y que corresponde a que escogimos la agricultura y demás, aumentamos de menos de 1 millón a más de 7 mil millones de humanos.

Y hay una gran diferencia entre nuestra manera de vivir entre ese 98% del tiempo que fuimos muy pocos y es 2% del tiempo en que hemos llegado, en menos de .1% del tiempo, a los 7 mil millones: nuestra manera de relacionarnos. Durante 98% del tiempo la energía sexual fue usada para fortalecer los lazos de unión entre todos los individuos de los grupos, tanto dentro del grupo como con otros grupos externos. Durante el tiempo que hemos dependido de la agricultura la energía sexual se ha pretendido encasillar en un solo objetivo: la reproducción identificada de una pareja.

El resto de la historia es ya conocida de ti, amable lector. Tú la puedes continuar. Afortunadamente, nos estamos aproximando al nivel tecnológico que nos permitirá, de nuevo, prescindir de la necesidad de registrar la propiedad individual. Hacia eso estamos avanzando y solo por ver ese regreso al paraíso  —suponiendo que no se encuentren otras razones— vale la pena vivir.

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