Fracaso en Yucatán por culpa del «gran calumniador»

Es inútil que te pasen frente a los ojos palabras, si cada día crees menos de lo que lees, oyes o ves en los medios. Este es un medio. Por lo tanto, entra dentro de la clasificación de eso que tú hoy ves con ojos de duda.

No se te puede culpar. Has sido bombardeado con cientos de mentiras o verdades «a medias» —que vienen a ser, algunas veces, peores que las mentiras completas. En efecto, quizás las mentiras muy grandes sean tan burdas, que nadie se las cree; pero cuando se miente con verdades parciales —usando sucesos reales, pero acomodándolos con datos falsos— entonces muchos más caen con toda «inocencia» en garras del calumniador.

Y en Yucatán hemos tenido un gran calumniador, que nació con dinero público, vivió mucho de esas mismas fuentes, y hoy, con los del partido que lo crearon —para acallar al Diario de Yucatán, como lo solicitó la gobernadora de ese momento— volverá, seguramente, a disfrutar de las dulces mieles de fondos generados por todos los contribuyentes mexicanos.

Con los párrafos llenos de veneno social circulando, la ciudadanía de Yucatán se llenó de «dudas» con respecto a una familia —un par de apellidos— que se encargaron de enlodar desde la fábrica yucateca de calumnias. Así, en 2007, doña Ivonne Ortega —hoy «exitosa empresaria» en la región de Dzemul, con miles de hectáreas para sustentarle un agradable futuro— el electorado yucateco le dio una bofetada al PAN, que, pues, diríamos «en medio de tanta confusión, ni modo...»

Eso sucedió en 2007 pero, en 2012, la bofetada del electorado no fue solo al PAN, sino a sí mismos. El resultado electoral del estado de Yucatán fue una mofa, burla, engaño, hecho por el electorado contra sí mismos, a sabiendas del desastre que son capaces de generar gobiernos irresponsables, dejando millonarios que ni se comparan. ¿Quieren investigar cuáles son los bienes de Patricio Patrón Laviada y compararlos con los que estarán a favor —vía cualquier nombre, pues— de doña Ivonne Ortega Pacheco? Si doña Ivonne fuera millonaria hoy, pero dejando un estado lleno de obras —cosas que lo harían verse diferente, como lo logró Patrón Laviada entre 2001 y 2007— entonces, ¡hasta se le podría perdonar su enriquecimiento totalmente explicable!

Y de igual manera se podría comprender el mayúsculo disparate electoral cometido por el electorado de Yucatán. ¡Ah, caray! ¡¿Cómo es posible tanta contradicción en tanta gente?! Dos cortos años fueron suficientes para degradar la calidad de Mérida —lector, échale un vistazo en A7 a lo que Renán Barrera, el alcalde electo, está comentando sobre lo que le tocará «componer» después del ciclón Araujo por el ayuntamiento de Mérida.

Entonces, ¿en la cabeza de qué pueblo, de qué electorado, cabe elegir a uno «que porque lo conocen», por encima de un caballero de trayectoria impecable en su vida de servicio público, como Joaquín «Huacho» Díaz Mena?

Detrás de estos disparates colectivos, están los párrafos que mezclan medias verdades con grandes mentiras. Detrás de estos disparates, están las calumnias impunes vertidas día a día en párrafos llenos de veneno social, que circulan en papel pagado con dinero que ahora volverá a ser en mayor proporción de origen común: del que tú y yo enviamos con nuestros impuestos al fisco mexicano. Del electo Zapata Bello, solo nos quedan esperanzas: de que respete irrestrictamente los derechos individuales sagrados, que guste de transparencia total en su régimen, que no dilapide el dinero en la fiesta de proselitismo partidista constante —como lo hizo doña Ivonne—, que respete la libertad de expresión, que promueva y respete la libertad de competencia, que evite los privilegios en el otorgamiento de obra, que evite a toda costa el encarecimiento de obras y la petición de comisiones por encima, que promueva la información que forme, en vez de la que haga menos competente a la gente.

Y le pedimos en forma especial a doña Ivonne, al Sr. Zapata Bello y a cualquiera con decencia social en el partido de estas personas, que le calmen los ánimos de difamador calumniante al promotor de los apócrifos contra Artículo 7: ellos saben quiénes son. Pronto quizás también nosotros lo sabremos a ciencia cierta, dado que la PGR lo viene investigando.

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