¿Es justo que gane el PRI en 2012 en México?

El llamado sistema democrático es un esfuerzo por hacer sentir a millones de personas que quienes gobiernan sus territorios o quienes hacen sus leyes, los representan.

Durante todo el sigo 20 México fue gobernado por personas que estaban convencidas de los mexicanos no eran personas maduras para vivir en una democracia. Por lo tanto, simulaban las elecciones. Eran solo un proceso para ratificar al personaje escogido por el grupo de sabios políticos.

El presidente de la república era, tradicionalmente, quien detentaba un poder absoluto para escoger cada diputado, cada senador, cada juez y cada presidente municipal —por lo menos, de las ciudades "importantes". "El Partido" era el PRI. Los candidatos, todos, eran de unión. Esa era la fórmula para evitar mexicanismos, o sea, reacciones de descontento y líos masivos.

El PAN surge en los años 40. No ganó sino hasta los 90 su primer gobierno estatal. Y solo ganó porque el presidente en turno ordenó que se respetara el voto popular. Él se basaba en los resultados de encuestas encargadas a empresas especializadas. Los resultados de esas encuestas eran asunto privado. Solo sabían de ese resultado, el presidente mismo y gente muy allegada a él.

Cuando las encuestas empezaron a mostrar que la gente parecía tener —en algún lado, ciudad o estado— preferencia por el PAN, en tanto que el PRI local insistía en ignorar el voto popular, entonces el presidente intervenía para que se cumpliera lo que parecía ser el verdadero mandato ciudadano. Los priistas, desde luego, bautizaron estas decisiones y estos procesos como concertacesiones, un término abiertamente peyorativo que trataba de mantener respeto al presidente todopoderoso.

Durante todo ese tiempo el papel para imprimir periódico y las concesiones para transmitir en radio o televisión estaban férreamente bajo el control del gobierno federal. Este control permitía una imposición de línea editorial a todos los medios masivos. Era absolutamente imprescindible pintarle a la ciudadanía una imagen perfecta de su gobierno y gobernantes. Este era un asunto sagrado. La libertad de expresión, de plano, no existía.

En 1988 el PRI se había ya convertido en un organismo de negociación política demasiado gordo. Había dos tendencias muy claras: a) el PRI pragmático, dispuesto a promover negocios transando con los "empresarios patrióticos" y b) el PRI de izquierda que después se convirtió en PRD, absorbiendo a los demás personajes nacionales con tendencias socialistas o comunistas.

Mientras eso sucedía, el PAN había obtenido victorias electorales muy trabajosas —y todas ellas, finalmente, ganadas porque la gente amenazaba con actuar en masa para proteger sus votos. Eran victorias que solo se hacían reales porque los poderosos de la región o el mismo presidente, las permitían.

Hay muchos ejemplos de acción civil siempre canalizada a través del PAN a lo largo y ancho de todo el país. En Mérida el PAN se convirtió en gobierno municipal desde 1991 y hasta que los ciudadanos de Mérida salieron relativamente en bajas cantidades en 2010 y colocaron al PRI. Cada quien ya sabe hoy lo que ha pasado con ese cambio de 2010.

El PAN solo ha ganado cuando se han dado 2 condiciones: 1) existe un importante descontento civil por graves errores en algún gobierno del PRI y, 2) cuando los ciudadanos salen en masa a votar. Jamás ha ganado el PAN cuando una elección ha tenido una participación inferior a la mitad del electorado; tampoco ha ganado, el PAN, en todas las ocasiones en que más de la mitad del padrón ha votado. La experiencia muestra que es casi seguro que el PRI pierde cuando la participación es mayor de 65%.

Hoy es septiembre de 2011. En julio de 2012 habrá elecciones federal en todo México y de todos los niveles en Yucatán. En Yucatán algunos ciudadanos creen que hay un grave descontento entre todos. Están equivocados. La gran mayoría de los ciudadanos de Yucatán que podrían acudir a las urnas en 2012 no sabe con claridad cuál ha sido la falla generalizada de los gobiernos locales priistas.

En cambio, desparramado por todos los rincones del territorio yucateco ha llegado un mensaje que en forma constante ha vendido las ideas de que: 1) el PAN es peor que el PRI; 2) que el robo de la gente del PAN es más elegante que el robo de los priistas pero, que en fin, también es robo; 3) que el gobierno federal panista está presidido por un presidente espurio, usurpador y que miente en todo lo que dice; 4) que la lucha anti narcos solo ha resultado en jóvenes mexicanos muertos; 5) que el único realmente bueno para gobernar México es AMLO.

El grado de sustento en base a datos contundentes de las afirmaciones desparramadas en todo Yucatán no tiene relevancia alguna. Absolutamente todos los indicadores que se usan a nivel mundial para medir el progreso de un país, han sido: algunos buenos y muchos excelentes, durante los últimos 11 años a nivel federal —con los gobiernos panistas. Desde luego, esto, no es parte del acervo informativo de quienes estamparán su X en la boleta electoral en julio de 2012. Se les ha vendido exactamente todo lo contrario.

En 10 meses, unos 20 millones de mexicanos —ya, a nivel nacional— deben entender que todo lo que les han inyectado es en gran medida falso; que en realidad los gobiernos panistas han logrado sacar a México de un letargo cultural de corrupción general a un nivel de transparencia legal obligatoria que jamás se dio en el pasado. Esos 20 millones de mexicanos que podrían hacer la diferencia en Julio de 2012, deben entender muchas cosas de la macroeconomía; deben entender que muchas leyes que necesitaba el país, no fueron aprobadas porque los diputados del PRI o del PRD se negaron a aceptar las propuestas legislativas del presidente de la república —emanado del PAN.

Cuando los analistas, con aires de sabios, hablan entre sí en los programas de televisión o radio, insisten en hablar de los "errores de los panistas", de tal manera que el ciudadano quede aún más seguro de que "si tanto dicen malo de ellos, debe ser cierto". Jamás hablan de la solidez que tiene México hoy comparado con 2000; desde luego, jamás hablan de la gran diferencia de país que es hoy comparado con 1995.

Nadie les pediría que hablen de "logros" panistas. No, nada de eso. Sencillamente que hablen de lo que ha sido posible solo con seguir con un mucho mayor grado de honestidad las imperfectas leyes con las que el país cuenta. Nadie les pide que digan que los panistas son un dechado de moral y una perfección de ética. Nadie. Solo se les pide que muestren la realidad, en números, de lo que es hoy México —a pesar de las crisis mundiales que se han vivido en esta década— en vez de insistir en forma trillada en "los errores de los panistas".

¿Qué queda? Allá están 3 o 4 panistas, a nivel nacional, tratando de convencer a esa pequeña minoría de mexicanos panistas, que ellos son los que deben ser candidatos a la presidencia. Mientras eso sucede, el PRI tiene un candidato único desde hace ya varios años, trabajado palmo a palmo, día a día.

Y como nadie habla de la realidad lograda en esta década, hay ya una tercera opción, el PRD —que por poco gana en 2006— a la cual mucha gente apoyaría "ya que los panistas no han podido con el paquete" —cuando la realidad no es esa ni remotamente.

Y, en Yucatán, ¡claro, nada está ni remotamente mejor! En este estado la información no solo ha sido de desprecio al PAN, sino de abiertas mentiras, información totalmente falsa que, medios sin escrúpulos —TV local del gobierno estatal y radio totalmente sesgada hacia el priismo, amén de una prensa nacida para combatir expresamente al PAN, cosa que ha hecho con el uso constante de calumnias— ha desparramado por todo el territorio del esado.

En esas gravemente heridas condiciones, hay gran cantidad de panistas de primera fila que insisten en ser ellos los candidatos —cosa correctamente esperable— y algunos que piden que hagan el favor de hacerse a un lado para que en vez de ellos, quede un nuevo personaje de la ciudadanía "sin partido". Esto, desde luego, como un esfuerzo desesperado por contrarrestar la falsedad con la que el verdadero valor del panismo se ha pisoteado, rincón por rincón, incluyendo, cuando ha tenido la mínima oportunidad, la prensa que algún día ayudó a la sociedad civil a definir sus objetivos.

¿Cómo salimos de esta?

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