La gran mentira informativa mexicana

Tranquilo, lector. Tome asiento y acompáñese de su refresco o café. Y ahora, con todo cuidado, abra este PDF y estúdielo. Hágalo con concentración, con cuidado, con ganas, de verdad, de entender qué es lo que está sucediendo con la percepción de los ciudadanos de México.

Al hacerlo dese cuenta cuidadosamente de que lo que esta encuesta mide es la percepción de la gente que le rodea a usted en su vecindario, en su oficina, en las reuniones o fiestas a las que asiste, etc. Son personas que están viendo programas de TV y leyendo revistas y periódicos de política, economía y asuntos generales de la nación, su estado y su ciudad.

¿Qué es lo que están percibiendo? Aquí lo tiene:

La percepción, tal cual ha sido captada por la encuesta Gea.

Este documento es, de verdad, bien valioso. Nos muestra el grave peligro que representa la manera en que las noticias se lanzan. La opinión pública generalizada no concuerda con datos duros estadísticos con respecto a las diferencias de calidad logradas entre los gobiernos de un partido político y otro.

Sin embargo, lo que la gente en general ha captado se ha ido agravando conforme han pasado los años desde diciembre de 2006. Cada mes, por alguna razón que es difícil de captar y mucho menos entender, el concurso de la información que se ha diseminado ha ido provocando que todo esté a favor de ese mismo partido político que cada seis años, puntualmente, quebraba la economía del país. La percepción de la gente es increíblemente al revés de lo que ha sucedido durante los últimos 10 años.

Esto, desde luego, no es accidental. Fue fraguado día a día por una organización compuesta por básicamente 2 tipos de personas: 1) los que en forma abierta y sin reparo alguno publicaron las cosas para perjudicar la imagen de las cosas que se hicieron siguiendo la ley y con resultados abiertamente positivos en comparación con el resto del mundo y, 2) los que en forma ignorante, ingenua, como "deporte" se dedicaron a seguirles el juego a los desinformadores profesionales.

El resultado jamás puede ser positivo o deseable para la nación. Existe la percepción de que "Vox Populi, Vox Dei". Grave error. Pero permanece latente en la gente y todos tratan de encontrarle razones al proceder electoral. La realidad es que los resultados electorales solo responden a un solo elemento: la información con que cuenta el que vota al emitir el sufragio.

Esto ya lo saben los grandes sabuesos de la política nacional mexicana, de los Estados Unidos —en donde sucede algo muy parecido— y probablemente del resto del mundo.

Los humanos tenemos grandes capacidades para inventar increíbles mecanismos neutralmente perfectos para mejorar nuestra calidad de vida; por desgracia siempre encontramos la forma de echarlos a perder y revertir totalmente el valor de esos mecanismos.

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